Ya encontré el cuchillo con el cual mataré al miedo.

Me jode tremendamente no poder llamarte. Me jode darme la vuelta y no tenerte al lado. Ahorita me jode mucho más de lo que me jode habitualmente.

Con las lágrimas nublando mi vista, estoy harta del miedo al que he permitido me nublara el corazón tantos años. Siento esto a pesar de saber que el miedo no actúa por si sólo, que es el fruto de mis pinches semillas, pero hoy lo maldigo. Agradeciéndole todo lo que me ha ayudado ver al quitarlo de lado, pero lo maldigo. Ya no me maldigo a mi, ya no me culpo, ya no le tengo miedo al miedo. Lo maldigo.

Es como esos demonios que alguna vez me decías que hay que matar. Quiero matarlo, no lo quiero pisándome los talones, amarrándome las manos, cerrando mi corazón y callando mi boca. Jamás en la vida me había pasado tanto tiempo amarrada, sin caminar el camino que quiero, sin decir lo que quiero, sin arriesgarme a hacer lo que quiero, sin comer lo que quiero, sin amar a quién quiero. Todo lo anterior lo hago cuando me siento; camino por donde me siento feliz, digo lo que sale de mi corazón, me arriesgo cada día, abrazo a quién quiero. Pero todo se queda en mi mente. Me dicen que de esa manera se manifestará en el plano físico...pero el miedo no lo permite. Hay que quitarlo del camino. Aniquilarlo. 

Así que, hoy, empiezo a darle puñaladas al miedo.

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